Este Primero de Mayo ¡¡Intensifiquemos las luchas!!

Si el capitalismo y el estado siguen con su camino de aplastamiento, extorsión, chantaje, destrucción y genocidio ¡¡INTENSIFIQUEMOS NUESTRO CAMINO DE ENFRENTAMIENTO, RESISTENCIA Y REVOLUCION!!
Acude éste lunes 1º de Mayo, a las 12h desde Puente de Vk, ¡con más ganas que nunca de luchar!

OTRO 1º DE MAYO: COMO SI FUERA EL PRIMERO. Porque nada ha cambiado: ¡¡Cambiémoslo todo!!

Para nosotras el 1º de mayo debiera ser una jornada obrera y de acción y reivindicación.

Como obrerxs, y como organización sindical sabemos que los problemas sociales son también nuestro problema, el de la clase obrera, de la que tenemos un concepto que incluye no sólo a quienes tienen un trabajo formal, sino a cualquier persona que no explota ni oprime a otra y vive de su propio esfuerzo.

En el marco del primero de mayo, hay que afrontar diversas temáticas que no tienen porque ceñirse a lo sindical como la vivienda, la inflación, el cambio climático, el patriarcado, el desmantelamiento de la atención sanitaria, el antimilitarismo, las migraciones, la gentrificación de nuestros barrios, la represión…

Recuperamos el Primero de Mayo para reivindicar y luchar, no sólo por la mejora de las condiciones de la Clase Obrera mundial, no sólo por lo que es razonable… porque la injusticia no admite medias tintas, componendas ni reformismos: LO QUEREMOS TODO, LO TOMAMOS AHORA:

¡¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO DE LUCHA OBRERA REVOLUCIONARIA!!

El 1º de mayo es festivo: «El día del trabajo», nos dicen. Nosotras no estamos de acuerdo, vamos a ver lo que significa este día en realidad:

La cosa viene de hace casi 140 años y tiene que ver con la jornada laboral de 8 horas, y con la solidaridad.

En el S. XIX y XX las trabajadoras se organizaban para mejorar sus condiciones de vida; no se limitaban a pedir que se cumpliera la ley, pedían lo que consideraban justo: poder disfrutar de una vida que no fuera miseria y trabajo. Una de las reivindicaciones más extendidas exigía la jornada laboral de 8 horas, así el 1º de mayo de 1886, en EE. UU., se convocó una huelga que pretendía forzar a gobiernos y patrones a establecer definitivamente y para todas la jornada de 8 horas.

Chicago era uno de los sitios donde las condiciones laborales eran peores y fue donde los enfrentamientos fueron más duros, las jornadas de protesta se prolongaron y hubo muchas muertes. Se encarceló a cientos de personas trabajadoras y, en un juicio más que dudoso, la represión se cebó con 8 trabajadores anarquistas, de los que cinco fueron ejecutados más de un año después. Pero antes, y a resultas de la huelga, muchas patronales se vieron forzadas a aceptar la jornada de 8 horas, el éxito no fue total, pero fue un gran avance, la noticia corrió por todo el mundo y también la indignación ante la cruel represión; la mecha prendió y el 1º de mayo se convirtió en el día de lucha obrera.

Así que no, el 1º de mayo no es la fiesta del trabajo ni de las trabajadoras, es el día de la lucha obrera. Es el día en que recordamos a quienes lucharon por una sociedad más justa, el día en que recordamos que todas las mejoras en las condiciones de vida de las trabajadoras se han conseguido luchando y han costado muchas vidas.

No podemos dejar de sentir vergüenza viendo cómo hemos perdido nuestra capacidad de lucha y permanecemos casi impasibles ante los más que evidentes retrocesos en nuestras condiciones de vida.

Vergüenza infinita viendo cómo la solidaridad ha desaparecido de nuestras sociedades, impasibles ante la muerte de miles de personas en las fronteras, o en las guerras impulsadas por la depredación capitalista. Impasibles ante la evidente destrucción del medio ambiente del que
depende la existencia de todas.

Las cosas van mal y van a ir peor. Urge sacudirnos el polvo de la gran mentira de la clase media. Urge dejar de confiar en parlamentos y leyes que, en el mejor de los casos, parchean malamente los problemas de las personas pobres, mientras usan todos los recursos cuando se trata de los de
las personas ricas y sus empresas; se rescata antes a bancos que a personas.

Toca organizarnos, volver a las calles, a las redes de solidaridad y confianza, perder el recelo entre pobres y menos pobres y recuperar el odio a los ricos y sus esbirros. Hay, en resumen, que recordar y poner en práctica que LA LUCHA ES EL ÚNICO CAMINO.