Punto y seguido. El desenlace del juicio este 6 de marzo contra “Constructora San José, S.A.”, deja poco margen a la incertidumbre, por la impresión que nos traslada Francisco de su comparecencia y del romance cínico entre su Señoría y la empresa. La subversión está en la calle, no en el salón de baile del poder

PIQUETE ANTE EL JUZGADO DE LO SOCIAL Nº3 POR EL JUICIO A NUESTRO COMPAÑERO DESPEDIDO POR:

Punto y seguido. El desenlace del juicio este 6 de marzo contra “Constructora San José, S.A.”, deja poco margen a la incertidumbre, por la impresión que nos traslada Francisco de su comparecencia y del romance cínico entre su Señoría y la empresa. La subversión está en la calle, no en el salón de baile del poder judicial.

Por eso, como tantas veces, nos juntamos de nuevo en la entrada del Juzgado de lo Social para infundir ánimos al compañero en su litigio contra la mafia patronal. El cuadrilátero que forma el bloque siniestro de esos Juzgados y los comercios de hostelería basura engendrados para el refrigerio de los que bajan y suben veloces, es la demarcación que no podemos sobrepasar. Pululan seguratas, y los maderos entre bambalinas, prescindimos de pegatas en fortín judicial.

Por eso, como tantas veces, nos juntamos de nuevo en la entrada del Juzgado de lo Social para infundir ánimos al compañero en su litigio contra la mafia patronal. El cuadrilátero que forma el bloque siniestro de esos Juzgados y los comercios de hostelería basura engendrados para el refrigerio de los que bajan y suben veloces, es la demarcación que no podemos sobrepasar. Pululan seguratas, y los maderos entre bambalinas, prescindimos de pegatas en fortín judicial.

Algunes compañeras suben con Francisco y su representante legal, su abogad@. Mientras, donde da la vuelta el aire (¡siempre hace frío en esa esquina!), se hinca el piquete solidario a primera hora de la mañana. Oscila el número de militantes, pero no menos de diez sostienen la acción artística frente a la entrada: megáfono –que llegase a oídos del juez, pancarta y difusión del panfleto denunciando el caciquismo de la empresa y el despido gratuito de nuestro compañero.

Unas caladas igual de rápidas de gente con faldones negros, un bocado, y vuelta al cadalso, empieza la farsa.

Transcurre el tiempo, y sin saber qué iba a sucederse aún, debemos empezar a replegarnos hacia el siguiente piquete en los Juzgados de lo Penal, donde otr@s compañer@s ya montan guardia por otra causa.

Dentro de unas horas no quedará nadie en este subterráneo. De nuevo su Justicia juzga por la manera de ser, no por los actos, reminiscencias de la vieja antropología criminal, inspiradora de la coerción legal y policial de nuestro tiempo.